Un hombre está pintando los retratos en el vidrio.
También tiene una licencia para esto obtenida de cámara de vidrieros.
Mientras pinta necesita luz, asi que juega con la araña. La araña se rompe y le corta en las manos. El hombre se va al hospital donde lo atienden con miradas sospechosas.
¿Y de verdad esto sucedió así?
¿Está usted deprimido últimamente?
¿Por qué no se consulte con el señor Vidriera, nuestro experto?
El hombre se justificó, pero no le creían.
Al atenderlo, los médicos intercambiaron miradas de preocupación.
Mientras lo estaban atendiendo, se escuchó la risita en voz baja de enfermeras.
El hombre se desalentó, porque lo proclamaron inimputable. Le abrieron la ficha médica y le quitaron la licencia.
Acabó como un monje en uno de los monasterios modernos.