(18 versos)

La más prudente, divina, presionada con el desprecio
Oh poetisa de los frágiles, este mundo que lideras
Evangelios sensible con la fuerza de relámpago derrumbas,
Deformas, doblas, aterras y creas
Decididas festejaban musas celosas
Naturalmente te envenenan con este ruido insensato
No hay cosa más triste que el ajetreo horrible
Paralas masas enloquecidas con suspiros y alegría
Mientras el cielo en su malevolencia arde
Más inocente tú eres
Cada vez más que en el fondo del verso pases
Eres la magia que al deseo del satisfacer escapa
En el jardín de lo azul ornamental tú quedas sosegada

Que más ridículo esté el desprecio tuyo
Que hacia la ofensa deambuló
Los cielos infernales se vuelven,
Y la tierra mancos asquerosos lleva encima
Tú virgen santísima, ¡ornamento cada aniquila!