Al final, érase Nikodin Niščević, deconstruccionista. Leía a Derrida.
Derrida había leído a Nietzsche.
Nietzsche tocaba con un martillo en el Wagner, y leía a Goethe.
Goethe había leído a Mefistófeles, a cambio de la compra de su alma.
Childe Harold era su compañero.
Byron, cuando todavía era un Child, a la niña Mary Duff leía a Milton.
Milton perdió el Paraíso bajo Cromwell.
Cromwell aprendió al rey Charles a leer Caput Mundi en francés.
Papa leía los escritos de Venclović de la escuela de Račan y algo de Chelandariou.
Monje Nikador, el mercante agradecido de Venecia fue ávido lector de los amantede Verona de Shakespeare.
Shakespeare, incitado por el motivode honestidad, leíalos cuentos de las hadas eslovacas.
Eslovacos leían a los Sorbios musicales .
Sorbios cantaban por pueblos dispersos hasta las guerras napoleónicas, cuando comenzaron a influir sobre los alemanes y así que había un famoso épico alemán–sorbio “Bomba Negra”, que aborda el tema del lignito.
Cuando era niño, Obama leía el cantar épico “Bomba negra”, en Indonesia, pero no entendía ni una sola palabra. Por eso se lo han traducido los destacados miembros de la Unión de escritores libios.
Como agradecimiento, Obama leía a Suleiman al-Buruni.
Al-Buruni acompañó a Alighieri a través de la Divina Comedia debido a enfermedad repentina de Beatriz Portinari durante la cual tosía ligeramente con Virgilio.
Virgilio navegaba con el barco hacia Brindisi junto con Mecenas, amigo de los etruscos. Eso fue en el principio.
En el epitafio de Aristóteles, el padre de la lógica, estaba escrito en sánscrito qué lo que los españoles hoy día suelen denominar “Te quiero”. Se lo dio a Alejandro Magno el amuleto etrusco para la buena suerte mientras estaba en la cuna. Sólo gracias a un regalo inusual este idiota terco y un estratega incapaz, se llevó las victorias en las batallas decisivas.
Habiendo proyectado al Alejandro, Ari de Estagira, un amigo de Tarvas y Kausitaka, en el que se esconden cientos de diablos, cimentó las bases de la lógica. Eso la persona A dijo en confianza a la persona B y la persona B a la persona C.
La persona C no era nadie más que lejanaprogenitora de la princesa montenegrina cuyo nombre era Zorka, hija del rey Nicolás, que pasaba a la doctrina de Ari de generación en generación.
Hasta hace poco, la doctrina-coco fue mantenida en el mayor secreto en la biblioteca del Liceo para las señoritas jóvenes de sangre azul en Smoljno, donde en 1984, en el año de Orvel, según las indicaciones de la misteriosa Miss Marple, la encontró Nikodin Nišči.
Sintiendo el asco por su contenido, decidió disolverlo con el ácido clórico que corría de su lengua, un regalo del OVNI para veinticinco cumpleaños.
Al principio, érase Nikodin Niščević, deconstruccionista. Leía a Derrida.