Por otra parte, Camus atacaba al mismo centro seguido por una procesión de los campesinos de Argelia que todos se sentían como extranjeros en París. El editor vigésimo le vio acercándose con una cara de mal humor por el mismo caminopor 97ª vez. Editor decide llamar a Wehrmacht para pedir la la protección. ¡La novela no se ha podido leer! – Y los de Paris – Soir afirman que van a hacer lo mismo. – se consolaba el editor.
– ¡He aquí mi cabeza que es así!
Entonces, Albert atacó a París con el movimiento de resistencia, irrumpió Paris – Soiry con los argelinos, se sentó en la Tabernita de Flore. Por el sol.
Justo cuando todo esto acaba de suceder a este gran escritor, estaba muriendo (el año del que no puedo recordarme…) Harms. Por razones absurdas, a la espera de una muerte inminente, llegó a la Serbia comunista, con mil rublos en el bolsillo que recibió como la recompensa por el miedo sufrido en la batalla de Leningrado. Tan pronto como vio a editor, le pegó los rublos en la frente y dijo: “¡¿Dónde estás, Pushkin?!”
En ese momento Harms cayó. Y el editor se puso de pie y dijo:
– Siéntese.